Las naciones representadas en una reunión en la sede de las Naciones Unidas, se negaron a aprobrar un nuevo e inmenso organismo sobre políticas de género, por la falta de detalles acerca de su presupuesto, de la dotación de personal o de su mandato.
La Secretaría de la ONU instó a la asamblea que las naciones eligieran uno de los cuatro modelos propuestos para la crear una “entidad de género”. Este nuevo ente contará con un presupuesto anual mínimo de mil millones de dólares, que incluyen fondos involuntarios provistos por los Estados Unidos y otros grandes donantes de la ONU. Además, será el responsable para fijar la agenda “de género” de la ONU y se le otorgarán amplias facultades para hacer responsables de su implementación a los organismos de las Naciones Unidas y a los Estados Miembro.
La Consejera del Secretario General de la ONU en asuntos de género, la keniana Rachel N. Mayanja, resistió todo pedido de brindar a la Secretaría de la ONU datos específicos, lo cual suscitó fuertes objeciones por parte de diversas delegaciones. Un representante de Singapur reclamó que las naciones soberanas estaban siendo presionadas para tomar una decisión, y que, a la vez, se les negaba el acceso a un presupuesto estimativo o al menos a un esbozo del nuevo organismo. El delegado destacó que se había garantizado a las naciones que la nueva entidad ahorraría recursos, pero el modelo favorecido por la Secretaría demandaría una suma significativamente mayor a la del statu quo, según lo acababa de admitir una representante del Fondo para el Desarrollo de las Mujeres.
Tambien hizo hincapié en que se pondría a disposición el detalle solicitado, pero sólo después que las naciones hubieran elegido una de las cuatro opciones. Éstas incluían: mantener el statu quo dividiendo a los “asuntos” de género entre varios organismos de la ONU, establecer un fondo o un programa, inaugurar un departamento dentro de la Secretaría o crear un fondo/departamento “compuesto”.
La Secretaría de la ONU instó a la asamblea que las naciones eligieran uno de los cuatro modelos propuestos para la crear una “entidad de género”. Este nuevo ente contará con un presupuesto anual mínimo de mil millones de dólares, que incluyen fondos involuntarios provistos por los Estados Unidos y otros grandes donantes de la ONU. Además, será el responsable para fijar la agenda “de género” de la ONU y se le otorgarán amplias facultades para hacer responsables de su implementación a los organismos de las Naciones Unidas y a los Estados Miembro.
La Consejera del Secretario General de la ONU en asuntos de género, la keniana Rachel N. Mayanja, resistió todo pedido de brindar a la Secretaría de la ONU datos específicos, lo cual suscitó fuertes objeciones por parte de diversas delegaciones. Un representante de Singapur reclamó que las naciones soberanas estaban siendo presionadas para tomar una decisión, y que, a la vez, se les negaba el acceso a un presupuesto estimativo o al menos a un esbozo del nuevo organismo. El delegado destacó que se había garantizado a las naciones que la nueva entidad ahorraría recursos, pero el modelo favorecido por la Secretaría demandaría una suma significativamente mayor a la del statu quo, según lo acababa de admitir una representante del Fondo para el Desarrollo de las Mujeres.
Tambien hizo hincapié en que se pondría a disposición el detalle solicitado, pero sólo después que las naciones hubieran elegido una de las cuatro opciones. Éstas incluían: mantener el statu quo dividiendo a los “asuntos” de género entre varios organismos de la ONU, establecer un fondo o un programa, inaugurar un departamento dentro de la Secretaría o crear un fondo/departamento “compuesto”.