miércoles, 16 de septiembre de 2009

Lavar y cuidar nuestra ropa.

Lavar la ropa es una de las actividades más absurdas que existen sobre el planeta: cuando el canasto de la ropa sucia se llena, hay que separar la ropa, lavarla, tenderla (o meterla a la secadora), recogerla (o sacarla de la secadora), clasificarla, plancharla, doblarla o colgarla y entonces guardarla para que… ¡se vuelva a ensuciar! Y en menos tiempo del que una quisiera – generalmente el mismo día en que lavaste toda la ropa – la canasta ya está medio llena.

Simplificar el proceso de lavado y seguir las siguientes recomendaciones es lo mejor que podemos hacer para disfrutar esta actividad y sobre todo para cuidar todas nuestras prendas y hacerlas durar más tiempo.

1. Tener un lugar donde se recolecte la ropa sucia.
Ya sea un bote, una cesta, o un espacio construido en la casa destinado específicamente para eso, lo importante es enseñar a todos los miembros de la familia a poner la ropa sucia en ese lugar en cuanto se la quiten. También les podemos pedir que extiendan los calcetines (Medias), que le den la vuelta a la ropa, que revisen que no se quede algo en los bolsillos, que avisen si se le cayó un botón a alguna prenda o si se descosió. Todo eso simplificará el trabajo.

2. Lo ideal es no permitir que se junte mucha ropa y asignar un día o dos a la semana para lavar.
Procura que las cargas o coladas no sean muy grandes (porque la ropa no queda bien limpia y la lavadora se daña) ni muy pequeñas (porque se desperdicia agua, detergente y suavizante).

3. No toda la ropa puede lavarse igual, por eso hay que clasificarla y separarla
tomando en cuenta los colores, los tejidos, el uso o el grado de suciedad. Puedes hacer tres montones: uno de ropa blanca, otro de ropa de colores claros y otra de colores oscuros. De esos montones puedes separar la ropa delicada (como suéteres), la ropa de bebé (que en los primeros meses de vida se lava aparte), la ropa interior de la exterior, lo que se usa en la cocina o los blancos.

Revisa nuevamente los botones, los bolsillos y si alguna prenda tiene alguna mancha que debas tratar antes de lavarla. Cuanto más pronto laves una mancha, más fácil se quitará, pero no maltrates demasiado la tela. Actualmente hay desmanchadores muy efectivos.

También es muy importante que revises las indicaciones de lavado de cada prenda, sobretodo de las que no estás segura cómo lavar. Si piensas que alguna prenda puede desteñirse, lávala aparte.

4. Si hay ropa muy sucia puedes dejarla remojando solamente en agua durante la noche.
Si añades jabón durante el remojo, la suciedad puede fijarse más.

5. Una vez que hayas separado la ropa, tienes que decidir de qué tamaño es la carga o colada.
La carga es la cantidad de ropa que pones en la lavadora en un ciclo de lavado. El ciclo de lavado es el tiempo que se tarda la lavadora en lavar, enjuagar y exprimir una carga de ropa. Usa un poco menos de la cantidad de detergente que recomienda el fabricante: usar mucho percude la ropa, así como mezclar ropa muy sucia con la que no lo está tanto. Utiliza un blanqueador a base de peróxido y no a base de cloro, porque a la larga amarillenta la ropa.

Salvo cierta ropa que requiere lavarse con agua caliente, como la mezclilla o las toallas, lo mejor es lavar con agua fría y reducir los tiempos de lavado para que la ropa no se maltrate y se prolongue su vida útil. La ropa oscura y la delicada se lava del revés con agua fría y preferentemente con un jabón neutro. Procura que el último enjuague sea siempre con agua fría, ya que disminuye las arrugas.

6. Una vez terminado el ciclo saca la ropa inmediatamente de la lavadora para evitar que se arrugue mucho.
Si no la tiendes al aire libre, procura que sea en un lugar ventilado y si la tiendes afuera, no la dejes mucho tiempo expuesta al sol. Si usas la secadora, reduce lo más que puedas las temperaturas y los tiempos.

7. Para planchar la ropa primero hay que rociarla
(con agua o con un líquido especial) y preferentemente meterla en bolsas de plástico; la ropa rociada se plancha con más facilidad y por lo tanto se gasta menos tiempo y energía eléctrica. Primero plancha la ropa que requiere menos temperatura y ve aumentando ésta conforme lo requiera la ropa. Si una mancha ha permanecido en la ropa después del lavado, no la planches ni la metas en la secadora, ya que el calor fija las manchas a la prenda. Si no terminas de planchar, pero la ropa ya está rociada, la puedes meter en bolsas de plástico al refrigerador para que no adquiera un olor desagradable.

8. La lavadora y la plancha deben mantenerse limpias para obtener un resultado óptimo.
Cada tres meses llena la lavadora al máximo, vierte una botella de vinagre blanco y prográmala para un ciclo de lavado; esto elimina los residuos de jabón y suavizante en la tina o tambor y las mangueras. Limpia la plancha cuando esté tibia con un paño húmedo en vez de tallarla o frotarla con fibra o piedra pómez. También debe lavarse la funda de la tabla de planchar.

Escrito por Karen Durán de Serrano para mujerdehoy.org
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