En los años 20, las cejas que proponía la moda no eran más que una finísima línea. Las estrellas de cine de los 50 se las depilaban para redibujarlas por encima de su trazado natural.
En la década de los 80, famosas como Madonna o Brooke Shields imponían una mirada muy poblada y marcada, casi salvaje. Y la belleza del tercer milenio apuesta por unas cejas cuidadas, pero manteniendo su aspecto y línea naturales.
El trazado de las cejas se puede determinar en base a tres puntos de referencia, que se pueden hallar fácilmente con la ayuda de un lápiz. Se sitúa en las aletas de la nariz y desde allí se sigue la línea que la conecta con el nacimiento y el final de la ceja. El punto álgido del arco se encuentra mirando al frente y tomando como punto de referencia el centro de la pupila. Estos tres puntos permiten dibujar la curva de la ceja respetando su forma real.
Las cejas se depilan siempre por debajo de su línea natural, nunca por encima, aunque esto no significa que no pueda eliminar los pelitos que puedan subir por las sienes.
La forma más sencilla de hacerlo es con unas pinzas: la cera sólo se recomienda para mujeres con mucho pelo, y siempre usada por esteticistas para evitar accidentes. Para reducir la molestia del tirón de las pinzas, puede anestesiar la zona pasando un hielo para insensibilizarla, y estirar la piel con las manos para facilitar la extracción del pelo.
Fuente: blogmoda.com
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