Pueden ser muchas más, pero entendemos que puedes verte reflejada en cualquiera de éstas. Tus actitudes frente a la comida, la forma en que manejas tus emociones o la forma que funciona tu metabolismo, pueden representarte barreras importantes a la hora de perder el peso que te sobra o te atormenta.
¿Cuál de estas es la tuya?
1. Eres miembro de la asociación del "plato limpio". Así fue que te criaron: no te paras de la mesa hasta que limpias el plato, aun cuando 15 cucharadas antes sabías que no podías más. Quizás no te gusta desperdiciar... el tema es que comes más de lo que necesitas y tú lo sabes. Si no puedes controlarlo la solución es muy simple: sírvete menos en el plato. Si quedas con hambre, siempre puedes servirte un poco más. ¿Otro truco que funciona? Búscate un plato de menor tamaño!
2. Te restringes demasiado: acostumbras a negarte todos los gustos. Lo malo es que cuando puedes dártelos... te vuelves loca y comes el doble. Para controlar la ansiedad que provoca "lo prohibido", los especialistas recomiendan que te dés el gusto de vez en cuando y disfrútalo.
3. Quieres de todo lo que comen los demás. Solo porque tu amiga puede comerse 8 pedazos de pizza y no engordar, no significa que puedes hacer lo mismo. El metabolismo es personal y hay gente que fue "bendecida" con un metabolismo que funciona a mayor velocidad. La genética y algunas condiciones médicas lo afectan, al igual que la cantidad de ejercicio que haga. Disfruta de la comida y la compañía...sin intentar comparar o competir.
4. No te molestas en cocinar para uno. Sabes que vas a cenar sola y pensar en preparar algo te desanima. Terminas "limpiando" la nevera pero te quedas con la sensación de no haber cenado realmente, a pesar de lo llena que te sientes. Si planeas celebrar muchas cenas en solitario, los expertos recomiendan cocinar para varios días y porcionar. Así, aunque calentada, tendrás comida "hecha en casa" solo para ti.
5. "Gordita" para que no la noten: Te cansó intentar ir tras las medidas "perfectas" de la supermodelo...total! Aunque resulte difícil de creer, hay gente que no le preocupan las libras de más, si eso las saca de ciertos radares. Debes meditar las razones. Habla con un amigo o con un especialista. Algunas libras de más no hacen daño...siempre y cuando sepas por qué las mantienes.
6. Comes en automático. Tu jefe te echa un "boche" y tu no encuentras otra forma de desahogar la frustración que comerte una funda entera de galletitas. Tómate un minuto e intenta alguna otra actividad en lo que piensas sobre lo que sientes: así sea rabia, soledad, decepción o aburrimiento. Camina un rato, respira hondo. Eventualmente si no es hambre, la urgencia por comer pasará pronto.
7. Piensas que estás destinada a la gordura. Solo porque no has tenido suerte en tus anteriores intentos de rebajar, no significa que estás destinada a llevar libras de más, ni que no vayas a tener éxito en el futuro. Quizás todavía no has encontrado el régimen adecuado. Pero si lo encuentras y comienzas a ver resultados, manténte enfocada y haz uso de cualquier recurso que te lo recuerde: desde cambiarte de mano los anillos, hasta dejarte mensajes en el monitor de tu computadora.
8. Te sientes mejor cuando comes: El cerebro libera serotonina y momentitos de felicidad cuando damos esa primera mordida. Después, esa sensación sencillamente pasa. Hay gente que tarda en darse cuenta que la comida no es la respuesta, ni puede sustituir otras relaciones.
9. Comes cuando estás estresada. Cuando nos sentimos ansiosas o muy estresadas, el cuerpo se prepara para una hambruna y comemos para tratar de calmarnos. No importa qué tanto intentemos perder peso, tu cuerpo intentará mantenerlo por todos los medios. ¿Cómo se le gana a la biología? ¡Queriéndose! Pon a tu cuerpo en un estado de calma y ese miedo y el deseo de comer que muchas veces lo acompaña, disminuirán.
10. Esperas por un gran acontecimiento para comenzar a rebajar. Planificas perder 10 libras para ponerte un bikini en Semana Santa; para llegar "acabando" para la reunión de 25 años de graduados, pero una vez que el evento pasa, se lleva también tu motivación. Vas de evento en evento y sube y baja libras. Por qué no defines que hoy es un día especial y mañana también.
Identifica las barreras que se interponen entre tu y el peso que buscas. Incluye las propias. Es un buen ejercicio, si lo intentas en serio.
De Himilce Amelia Tejada, Publicado en diariolibre.com
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1. Eres miembro de la asociación del "plato limpio". Así fue que te criaron: no te paras de la mesa hasta que limpias el plato, aun cuando 15 cucharadas antes sabías que no podías más. Quizás no te gusta desperdiciar... el tema es que comes más de lo que necesitas y tú lo sabes. Si no puedes controlarlo la solución es muy simple: sírvete menos en el plato. Si quedas con hambre, siempre puedes servirte un poco más. ¿Otro truco que funciona? Búscate un plato de menor tamaño!
2. Te restringes demasiado: acostumbras a negarte todos los gustos. Lo malo es que cuando puedes dártelos... te vuelves loca y comes el doble. Para controlar la ansiedad que provoca "lo prohibido", los especialistas recomiendan que te dés el gusto de vez en cuando y disfrútalo.
3. Quieres de todo lo que comen los demás. Solo porque tu amiga puede comerse 8 pedazos de pizza y no engordar, no significa que puedes hacer lo mismo. El metabolismo es personal y hay gente que fue "bendecida" con un metabolismo que funciona a mayor velocidad. La genética y algunas condiciones médicas lo afectan, al igual que la cantidad de ejercicio que haga. Disfruta de la comida y la compañía...sin intentar comparar o competir.
4. No te molestas en cocinar para uno. Sabes que vas a cenar sola y pensar en preparar algo te desanima. Terminas "limpiando" la nevera pero te quedas con la sensación de no haber cenado realmente, a pesar de lo llena que te sientes. Si planeas celebrar muchas cenas en solitario, los expertos recomiendan cocinar para varios días y porcionar. Así, aunque calentada, tendrás comida "hecha en casa" solo para ti.
5. "Gordita" para que no la noten: Te cansó intentar ir tras las medidas "perfectas" de la supermodelo...total! Aunque resulte difícil de creer, hay gente que no le preocupan las libras de más, si eso las saca de ciertos radares. Debes meditar las razones. Habla con un amigo o con un especialista. Algunas libras de más no hacen daño...siempre y cuando sepas por qué las mantienes.
6. Comes en automático. Tu jefe te echa un "boche" y tu no encuentras otra forma de desahogar la frustración que comerte una funda entera de galletitas. Tómate un minuto e intenta alguna otra actividad en lo que piensas sobre lo que sientes: así sea rabia, soledad, decepción o aburrimiento. Camina un rato, respira hondo. Eventualmente si no es hambre, la urgencia por comer pasará pronto.
7. Piensas que estás destinada a la gordura. Solo porque no has tenido suerte en tus anteriores intentos de rebajar, no significa que estás destinada a llevar libras de más, ni que no vayas a tener éxito en el futuro. Quizás todavía no has encontrado el régimen adecuado. Pero si lo encuentras y comienzas a ver resultados, manténte enfocada y haz uso de cualquier recurso que te lo recuerde: desde cambiarte de mano los anillos, hasta dejarte mensajes en el monitor de tu computadora.
8. Te sientes mejor cuando comes: El cerebro libera serotonina y momentitos de felicidad cuando damos esa primera mordida. Después, esa sensación sencillamente pasa. Hay gente que tarda en darse cuenta que la comida no es la respuesta, ni puede sustituir otras relaciones.
9. Comes cuando estás estresada. Cuando nos sentimos ansiosas o muy estresadas, el cuerpo se prepara para una hambruna y comemos para tratar de calmarnos. No importa qué tanto intentemos perder peso, tu cuerpo intentará mantenerlo por todos los medios. ¿Cómo se le gana a la biología? ¡Queriéndose! Pon a tu cuerpo en un estado de calma y ese miedo y el deseo de comer que muchas veces lo acompaña, disminuirán.
10. Esperas por un gran acontecimiento para comenzar a rebajar. Planificas perder 10 libras para ponerte un bikini en Semana Santa; para llegar "acabando" para la reunión de 25 años de graduados, pero una vez que el evento pasa, se lleva también tu motivación. Vas de evento en evento y sube y baja libras. Por qué no defines que hoy es un día especial y mañana también.
Identifica las barreras que se interponen entre tu y el peso que buscas. Incluye las propias. Es un buen ejercicio, si lo intentas en serio.
De Himilce Amelia Tejada, Publicado en diariolibre.com
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